Descorche de espumante...bajo el resplandor de la Luna

Cuando me enredo entre tus brazos
Y beso tu cuello con el delirio de abrir la puerta de los deseos
Saciar mi sed de ti en cada instante de cercanía
Incompasivamente y deleitosamente siempre se mantiene ese deseo insaciable
Mi lengua perfila tus labios entreabriéndo tu boca
Mientras mis manos mascullan tu cuerpo silente
Susurro mi deseo de ti y te hago estremecer, arder como llama viva
Ese erotismo a flor de piel que despertamos en un ritual simultáneo
Embarga el deseo en la piel cada vez que con mi lengua saboreo tu oreja
Descendiendo levemente alimentando las llamas que ya son indetenibles ante nuestros cuerpos
Que se van inclinando de a poco sobre cualquier lugar en horizontal
Sobre tu boca como cántaro bajo fuente voy corriendo en borbotones mi placer
Y tomo de ti la hombría que destilas como el mejor espumante que burbujea tras el descorche-
Alimento mi esencia de la tuya y mis deseos aprenden a colindar en medio de los tuyos
En esa descubierta diáfana que nos brindamos en cada estar.

En tu lecho...Deseo Ardiente.

Ese roce nuevamente en la piel,
la caricia que estremece tan solo con el sentir
su cercanía, su respirar, su aliento, su aroma impregnado de sensualidad.
Como el penetrar del sol en las hojas que le da su verdor,
su respirar, su especial precisar y dependencia.
Ese roce que entra, penetra, me invade
y me hace ser una y mil veces mujer ardiente
Vestida de rojo como sangre que hierve,
de azul suave de vuelo que te cubre
con la transparencia de las aguas que se corren desde sus nacientes
y que siempre aplacan tu sed insaciable.
El roce de tus labios, que me impregna del sabor de tus besos
Que me exponen al éxtasis deseado, humedecido, ardiente, penetrante
El roce de tus manos, discretas y suaves me llevan al límite de la pasión.
Y el roce de tus palabras murmuradas
sin decencia despierta la hembra famélica
a estremecer mil veces en tu cuerpo, entre tus brazos, en tu lecho.