de mi cuerpo de mí ser corpóreo,
errante descubriendo caminos sombríos
Entre una deseada historia inconclusa
Y una existencia que nace, pues renacer jamás se puede
cuando las pisadas toman un nuevo camino.
Derramo miel sobre las heridas, para que sean menos agrias
Y endulzo amaneceres con aires de primavera
para encubrir el gris invierno
Y palmo a palmo siento que debo redescribir mi historia
Mirar de frente como siempre y decir que el tiempo vive un duelo
Ya tu piel no eriza la mía, ya tus manos no son más que calidas caricias
Pero dejaron de ser llama envolvente que enciende hogueras
El devenir dejo de ser, para tornarse otrora de antaño.
Y el aforismo de las palabras prima sus metáforas
Para hacer menos dolorosa la partida
Jamás traicione mi esencia, mi dignidad, mi ser de mujer
Por eso jamás traicione tu hombría que reclamas herida
Siento que no me gritas cuando me reclamas
Apenas gritas tus desvaríos personales a un reflejo de tu alma.
Cuando nací, la vida misma se encargo de poner día y hora
tiempo preciso de libertad, deje de estar atada al cordón de la vida
al alimento de mi madre en sus entrañas.
Las únicas cadenas que pretendo sentir en mi cuerpo
Son las que adornen mi cuello para lucir hermosa
No cadenas que resten la libertad que por derecho me pertenece
me debo eso a mi misma, a mis principios, a mis sueños.
Pues quiero mirarme al espejo y ver el reflejo de una mirada límpida
No diré que mataste el sentimiento, pues el no ha muerto realmente
Apenas me hiciste comprender que soñé despierta en una estrella
De un universo distante que no me pertenece.
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